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 #QuéMaestro: Nuevas entrevistas

Este mes te acercamos tres nuevas entrevistadas: Connie, Gaby y Graciana. #QuéMaestro difunde entrevistas, historias y experiencias de distintos docentes. Son personas innovadoras, modernas, creativas, apasionadas, que nunca dejan de aprender.

Connie Bellocq

CONNIE Bellocq, 55, maestra del colegio San Andrés, ex directora de una escuela del interior, amante de la repostería, madre de 4 hijos:

Para mí  lo importante no es por qué uno empieza a hacer algo sino por qué decide continuarlo o hacerlo suyo. Lo que me llevó a enseñar fue la casualidad, la vida, la facilidad que tenía para el inglés y lo que me gustaba el idioma. En esa época (hace 35 años) si hablabas bien inglés, siempre alguien te llamaba para que enseñes en algún lado.  Así empecé.  Pero lo  que me hizo perdurar en la enseñanza y dedicarme primero en forma parcial (mi profesión es traductora literaria y durante muchos años trabajé de traductora, complementándolo con la docencia) y luego en forma total, fue la alegría que descubrí compartiendo  mi pasión por el inglés y la literatura con otros. Trato  de transmitirles ese gusto, la maravilla que es disfrutar de otro idioma. Disfruto  mucho  tratando de que mis alumnos  gozar del idioma. De cualquier forma: leyéndolo, actuándolo, escribiéndolo, hablándolo, cantándolo. Todo suma para que alguien se enamore de un idioma y lo quiera hacer suyo, logrando así una segunda alma.


¿Cómo te asegurás de que todos aprendan?
Como en general siempre enseñé a chicos de 12 a 17 años en colegios bilingües, los alumnos ya tenían sólidos conocimientos del idioma y no me tocó nunca la parte “aburrida” o “mecánica” que puede ser la gramática y vocabularios básicos.  Me tocó lo más lindo. Siempre traté de motivarlos a través de buenos libros, libros que te atrapan y no podés parar de leer. Desde un buen libro, me resulta fácil  salir a enseñar a escribir textos narrativos, descriptivos, argumentativos, reforzar puntos gramaticales, o enseñar cómo funciona un género literario, cuáles son sus características, sus elementos, etc.
Nada supera una buena historia, bien narrada, bien escrita. Sirve de disparador para cualquier cosa relacionada con el idioma y alimenta la imaginación y la motivación. Con el tiempo  empecé a usar  también los medios de comunicación para motivarlos: textos periodísticos, temas políticos, etc, buscando siempre cosas que les fueran relevantes. Siempre me gustó también,  mucho, inventar proyectos que obligan a usar el idioma en forma real, con un propósito real.
En cuanto a asegurarme de que aprendan, he probado todo tipo de formas de evaluación en todos estos años. Uso una u otra según lo que quiero ver si aprendieron bien.  Trato de que puedan mostrar de diferentes formas que conocen el tema o la obra en cuestión  y que cualquiera sea la que elijan, se puedan expresar de forma correcta y adecuada al propósito y la audiencia.


¿Alguna anécdota de alumnos que hayas mostrado entusiasmo?
En general,  la mayoría de los alumnos que tuve en todos estos años han sido entusiastas. Siempre hay algunos difíciles o menos interesados, obviamente, pero la mayoría han sido chicos motivados y entusiastas. Me encanta cuando pasan los años y me recuerdan porqué les gustó algo que leímos juntos o los llevó a leer otra cosa o interesarse por otros temas o libros. He tenido alumnos maravillosos en ese aspecto.
Otra alumna que tuve experimentaba con poesías en inglés, porque sentía que podía expresar cómodamente lo que sentía. Otros  empezaron a entusiasmarse mucho con lo escénico a raíz de obras de teatro que hicimos juntos.  Tengo un ex-alumno al que le encanta escribir y me manda sus cuentos para que los lea. Yo, feliz.   Hoy en día enseño Language and Media (Lenguaje y Medios)  y algunos alumnos se entusiasman mucho con cómo se usa la lengua para persuadir o para informar,  y leen y buscan material por su cuenta y me vienen a contar de temas que vimos que les han impactado.
Para mí son las mejores recompensas que uno puede tener como profesor. Los contenidos se olvidan, pero si logramos encender una chispa de interés o de pasión por algo, con suerte arderá para siempre y habremos cumplido nuestra misión.


¿Cómo fue tu clase más creativa/distinta?
Hace dos o tres años, en una oportunidad,   tenía que asegurarme de que mis alumnos de 17 difíciles años hubieran leído bien, y analizado unos textos literarios en preparación, para un examen internacional, para el que faltaba poco tiempo. Como ya estaban con la cabeza en otra cosa (viaje de egresados, fiestas ) no tenía mucha chance que me prestaran atención si hacía algo tradicional.
Entonces se me ocurrió tomarles todos los contenidos a través del juego del Millón (no me acuerdo cómo se llamaba) que hacían en el programa de Susana Giménez.  Era un juego en los que vos tenías tanta plata y la ponías toda a una pregunta si sabías la respuesta o la dividías en partes y no la ponías toda y la ibas ganando o perdiendo o conservando según si podías responder o no a la pregunta.   Los dividí  grupos y en vez de dinero llevé tres docenas de sándwiches ricos de miga y los equipos tenían que apostar la cantidad de sándwiches que querían  a la pregunta y los perdían o los conservaban y al final se comían lo que ganaban.  Creo que nunca nadie comió sándwiches tan manoseados en su vida, fue todo medio asqueroso desde el punto de vista higiénico, pero fue genial ver  la desesperación que tenían por contestar bien las preguntas para no perder los sándwiches.


¿Cómo hacés para no cansarte de la rutina?
Trato de no entrar en rutinas, porque hasta yo me aburro de ellas. Tuve mucha suerte de trabajar en colegios  donde he tenido mucha libertad para elegir  textos y contenidos dentro de los programas que enseñé.  Siempre trato de enseñar textos/obras/contenidos que a mí me apasionan porque me di cuenta que te da mucha ventaja cuando el alumno ve que a vos te  entusiasma lo que enseñás.  También pienso mucho qué textos o temas les pueden interesar en las distintas edades y busco continuamente material nuevo e interesante.  Cuando me canso de un texto o del enfoque de un  tema, lo cambio inmediatamente y busco otros. Eso me obliga a mí a mantenerme en continuo aprendizaje y búsqueda y no me deja aburrirme.


¿Qué es lo más valioso que aprendés/aprendiste de tus alumnos?

La tecnología e Internet,  se empezaron a usar en el colegio cuando yo ya tenía como 35 años y obviamente, tuve que aprender todo de cero. Si bien es algo que me gusta y uso mucho, los cambios y avances han sido vertiginosos; siempre hay  algo nuevo y es difícil seguirle el ritmo. Mis  alumnos siempre fueron  y siguen siendo mis “gurús” tecnológicos y de todo lo relacionado a los medios, redes sociales, etc.  Somos  buenos socios, ellos me traen  material de los medios que les interesa o que les gusta (que yo muchas veces no conozco) y yo lo uso para la materia que doy, que es justamente El lenguaje de los Medios.  De año a año voy incorporando temas y contenidos que ellos me hicieron conocer y que otros alumnos aprecian gracias a ellos. También aprendo de ellos qué significa  ser alumno y ser adolescente hoy en día, que es tan diferente de cuando lo fui yo y lo fueron mis hijos.


¿Cuáles son tus desafíos?
Los dos colegios donde hice mi carrera docente -que comienza a entrar en sus años finales- son de vanguardia, cada uno a su manera, Eso me obligó siempre a estar abierta a grandes cambios y mantenerme flexible e incorporar continuamente nuevas formas de hacer las cosas. No siempre me ha resultado fácil. A veces uno se siente más seguro quedándose en su zona de comodidad, haciendo las cosas de la forma en que las aprendió, las hizo siempre y le salen bien;  desafiarse e innovar puede generar temor y además, consume mucho tiempo y energías. Tal vez eso fue y sigue siendo mi desafío.  Pero arriesgarse a lo nuevo teniendo la libertad de equivocarse, que es un privilegio que tuve en mis dos colegios, es algo maravilloso y estimulante al mismo tiempo, o sea que es un desafío que me gusta.


¿Alguien que te inspire?
Si por inspirar entendemos quién fue influyente en mi vida profesional, diría que he tenido excelentes maestros, mentores y colegas  de los que aprendí y aprendo mucho todavía. . También,  durante muchos años me tocó ser profesora de mis 4 hijos y junto con ellos, de sus compañeros y amigos. Eso me resultaba resultaba muy inspirador, porque no eran “cualquier” alumno, los sentía a todos como mis hijos y uno para los hijos siempre trata de dar  y hacer lo mejor.

GABY Duaigües

GABY Duaigües, 40, profesora de inglés en el Colegio de los Padres, Venado Tuerto, amante de las clases al aire libre, creativa a ultranza:

¿Qué te llevó a enseñar?
Desde que era una nena jugué a ser maestra, no recuerdo otro juego que me mantuviera entretenida. No tenía docentes en mi familia pero amaba la escuela y, naturalmente, planificaba clases y las daba, aún si mis alumnitos – mi hermana y mi vecinito – se escaparan a jugar a otra cosa. Luego algunas experiencias que fueron negativas me impulsaron a creer que podía cambiar el mundo desde la docencia.


¿Cómo fue tu clase más creativa?
Generé proyectos que incluían distintos formatos o herramientas, y donde se involucran los intereses de los alumnos. Recuerdo planificar una clase final luego de la lectura de una novela sobre bullying. El tema y la discusión los había motivado tanto que decidí presentar un proyecto para realizar una actividad con todos los cursos del colegio secundario. Nuestra actividad salió del aula y atravesó a todos los cursos.

¿Cómo hacés para no cansarte de la rutina?
Trato de hacer cambios, estar atenta a videos o artículos de actualidad que se adapten al tema. Trato de visualizar al grupo de alumnos y de pensar en sus intereses. A veces con adolescentes logro cruzar la barrera de la indiferencia, a veces no…y de ahí el seguir tratando…

¿Qué es lo más valioso que aprendés/aprendiste de tus alumnos?
Lo más importante es reconocer en el otro, sin importar su edad, su esencia de ser humano. Sin ese tipo de relación, hoy a los 46 años, no estoy dispuesta a enseñar. Aprendo que todos tenemos intereses diferentes y que escuchar al otro nos ayuda a los dos… si escucho puedo encontrar formas de conexión con el otro que me ayuden en mi tarea y hagan que el alumno pase un buen momento mientras aprende.

¿Cuáles son tus desafíos?
Uno de mis desafíos es lograr que los alumnos sean autónomos en su aprendizaje y que encuentren pasión en este proceso. Otro desafío es no rendirme y disfrutar de mi tarea. Me prometí que el día que esto no suceda haré otra cosa.

¿Alguien que te inspire?
Siempre me inspiró mi profesora de inglés de la niñez, y la primera profesora para la que trabajé apenas recibida. De ambas, al pasar el tiempo, quise imitar el gran entusiasmo y la pasión por la docencia…independientemente de qué se enseñe y en qué contexto. También me han inspirado algunos adolescentes que se han cruzado en mi camino como alumnos, pero de los que he aprendido muchas cosas más allá de la enseñanza-aprendizaje.

GRACIANA Goicoechandia

GRACIANA Goicoechandia, 50,  profesora de Informática de la escuela Dante Alighieri, ciudad de Las Flores. Sueña con conocer al Papa:

Soy docente por vocación neta. Una referente que tenía era una hermana de mi papá que había sido maestra muchísimos años. Ella me enseñaba y corregía todo, desde cómo se hablaba, qué decir, qué no. Hay algo que nos pasa a algunos a veces que es el hecho de que nuestros padres no hicieron el secundario. A duras penas hacían el primario. También hacía de profesora a mis compañeros, me encantaba. Los hacía estudiar, los ayudaba con sus deberes.
Mi materia favorita eran las Matemáticas. Yo sabía qué cosas no iba a estudiar. Ni Medicina, ni Historia, ni Geografía. Terminando la secundaria todos se estaban anotando a distintas carreras y yo todavía no sabía que estudiar. “¡Sos buena para los idiomas!”, me decían algunos, “para Geografía”, otros. Pero yo sabía que NO quería y estaba casi decidida por Profesora de Matemática. Sin embargo, un familiar me comentó que había una carrera nueva, Analista en Sistemas, en Mar del Plata. Yo no quería estudiar ni en Buenos Aires ni en La Plata porque estábamos en la época del proceso y era complicado. Yo no sabía lo que era una computadora y tomé un curso antes con una computadora conectada a una televisión. Fui la segunda promoción.

Lugo me volví porque mis padres estaban mayores y necesitaban de mi ayuda. Arranqué a darle clases a mi vecinita, que durante la carrera me mandaba cartas. Al mes, le daba clases a ella, a sus hermanitos y a sus amigas. En fin, se fue armando una colección de alumnos particulares en casa. Surge en esa misma época mi carrera en Las Flores y me convocan para dar clases. Además, hice un par de incursiones en escuelas rurales.

Finalmente, comencé a dar clases en esta escuela, la Dante Alighieri, en ese momento estaba en creación, ad honorem. “¿Qué contenidos doy?” le pregunté al director. “Lo que quieras, algo de computación y lo más moderno que encuentres”, me respondió. Con una apertura así por parte de un director, uno se siente muy respaldado.

En el año 96, en diciembre, aparece una convocatoria de Olimpíadas Nacionales de Internet, cuando Internet era una palabra incipiente. En Las Flores, por ejemplo, no había internet. A fin de año eran las pruebas integradas, los chicos estaban muy estresados. Sin contarle a la directora, les propuse presentarnos a este proyecto, envés de realizar las pruebas integradas.

El proyecto se llamaba “La de nuestros días”. Era un momento político difícil, entonces a los chicos se les ocurrió idear una web a partir de una pirámide, con los colores de la bandera Argentina, en donde cada estrato social, económico, político, estaba representado por una historieta. Nos llegamos a contactar con Nik, con Víctor Heredia. Cada dibujito representaba una escala social, era una página muy política. El espacio estaba traducido al italiano, al inglés y al portugués.

En febrero me llaman del Instituto Nacional de Tecnología, a cargo de estas Olimpíadas, para avisarme que el proyecto quedó seleccionado entre los 15 finalistas de todo el país. Con la cabeza gacha, voy a lo de la directora y le digo dos cosas: la primera, que no tomé las pruebas integradas, si no que nos presentamos a este proyecto, y la segunda, que fuimos seleccionados.

¿Cómo hacés para que tu clase de Informática sea llevadera para todos tus alumnos?
Lo primero que les pregunto es si la materia les gusta o no. A los alumnos que no les interesa, por suerte este porcentaje es ínfimo, les exijo solo lo necesario para que puedan desempañarse bien en el futuro (Excel, una buena presentación Power Point, Word etc). El resto se engancha y se suma a todos los desafíos que propongo. Sin embargo, en Computación suele pasar que el alumno supera al maestro. Yo no me puedo para en frente del aula y decirles “hoy vamos a hacer esto” como si fuera una novedad. Todos tienen acceso videos, tutoriales. Entonces, como dice la Unesco, somos socios en el aprendizaje. Está buenísimo, yo aprendo con el alumno. Esto mismo les dije a los profesores el año pasado y que busquen la intervención de las tecnologías en todas las materias. La verdad que dio muy buenos resultados.

Soy profesora de informática y no tenemos laboratorio ni el espacio físico. ¿Cómo hago? Magia, sinceramente (ríe). Uno apela a la creatividad. Lo que hago es traerme mi computadora, proyector, les muestro de qué se trata y ellos van tomando apuntes. Quienes cuentan con computadora portátiles, que son muy pocos, las traen. Entre ellos son muy solidarios, se organizan en grupos o se van rotando. Luego en su casa replican lo que aprendieron. Hay mucho compromiso por parte de cada uno.

El año pasado, para el día de profesor, hicimos reciclado de diskets. Les regalábamos a cada profesor una especie de caramelero donde cada chico lo personalizaba con 5 diskets. Para hacer esto fuimos preguntando a la gente si tenían diskets en desuso, nadie tenía. Un día vinieron de la AFIP que habían escuchado que yo necesitaba y donaron “algunos que tenían”, eran 3000.

Un político: Margarita Stolbizer
Una película: Donde crecen los helechos rojos
Un libro: Camino, de Escribá de Balaguer
Un libro que hayas leído en la escuela: Mi planta de naranja lima
Una materia: Matemáticas
Si no fueras docente, ¿qué serías?: Locutora, en la Radio del Pueblo
Una persona que te gustaría conocer: el Papa. De hecho él fue quien anunció, luego de estar cinco días hablando inglés, en español, mejor dicho, en castellano bien argentino, que Hannan era la ganadora al Global Teacher Prize. Ella es una persona maravillosa.
Tres características que creés que una docente tiene que tener: vocación, compromiso y ser inspirador.

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